jueves, 29 de mayo de 2014

M53, Impresiones visto a través del SC de 235mm

Recientemente Mariano Gibaja publicó en su blog “Dibujo Astronómico” una entrada donde contaba su experiencia de observación con el cúmulo globular M53:

http://www.astrodibujo.blogspot.com.es/2014/04/m-53-cumulo-globular.html

Lo que más me llamó la atención fue el dibujo que hizo de M53 en Viso del Marqués (Ciudad Real). En él nos muestra un cúmulo perfectamente resoluble y de tamaño generoso. Poco que ver con la manchita algodonosa, compacta e irregular que pude percibir yo en 2009 con mi SC de 127mm desde un lugar con cierta contaminación lumínica:


http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/05/m53-cumulo-globular-en-coma-benerices.html

Un aspecto similar al que Mariano pudo ver durante la otra observación que realizó en Pelayos de la Presa (Madrid).

Así que con la esperanza de poder verlo con la mejor de sus caras, la noche del 23 de mayo de 2014, aprovechando que estaba observando desde un cielo oscuro con mi SC de 235mm y que la noche presentaba unas turbulencias atmosféricas mínimas, apunté el telescopio hacia M53.

Al poner el ojo en el ocular empiezo a jugar con M53, o tal vez debería decir que M53 empieza a jugar conmigo.

En un primer momento lo percibo de nuevo como una mancha algodonosa. Esta vez redondeada. Pero a medida que voy adaptando mejor la vista a la oscuridad, el globular empieza a resolverse primero en su brillante y compacto núcleo y paulatinamente van apareciendo más y más estrellitas que lo van envolviendo. A medida que nos alejamos del núcleo la densidad de estas estrellas va disminuyendo hasta que desaparecen por completo.

Me sorprendo, al cabo de unos minutos que estoy observando, al ver lo puntuales que se perciben las estrellas que forman M53, y de entre todas ellas destaca una que parece un poco más brillante y que se encuentra cercana al núcleo del globular. Una componente que, recuerdo, también llamó la atención de Mariano.

En ese momento pienso que tal vez va siendo hora de empezar a dibujar lo que veo… y es entonces cuando me empiezan a entrar sudores fríos. ¿Seré capaz de plasmar lo espectacular que se muestra M53 esta noche? Respiro hondo y empiezo la tarea, con paciencia, mucha paciencia. Y este es el resultado:



Cuando acabo, pienso en el buen ejemplo que es M53 a la hora de plasmar de manera práctica una serie de sentencias que solemos emitir los astrónomos aficionados, a saber:

-Importancia de las condiciones de la estabilidad atmosférica.
-Importancia de la abertura del telescopio para según qué objetos. Y su calidad.
-Importancia de la contaminación lumínica.
-Importancia de las técnicas de observación.
-Importancia de la principal virtud del observador: la paciencia.

Y me atrevería a añadir, la importancia de mantener un cuaderno de notas y dibujos que nos permita poder hacer comparaciones de nuestras propias observaciones teniendo en cuenta las variables que puedan afectarnos durante ellas.

Notas y dibujos que también nos permitirán compararlas con las de otros compañeros de afición (como en este caso ha sido con Mariano) y disfrutar plenamente de la astronomía.

Quedé tan ensimismado con M53 que al final me decidí a intentar sacar una foto, y el resultado no me dejó descontento del todo:



En definitiva, M53, un cúmulo globular de la constelación de Coma Berenices que nos ofrece mil caras dependiendo de las condiciones de observación. Si son favorables estaremos ante un espectáculo que no olvidaremos en mucho tiempo.

Y por cierto, también me queda pendiente la observación de su vecino NGC5053.

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Actualización, 12 de marzo de 2016.

Revisando la fotografía que hice tratándola con el Pixinsight Core 1.8:


martes, 27 de mayo de 2014

Fotografiando M104, la galaxia del Sombrero en Virgo

La noche del 23 de mayo de 2014 después de unas cuantas horas de observación visual con mi SC de 235mm vi que unas cuantas nubes aparecían por el horizonte y empezaban a cubrir el cielo. Las previsiones meteorológicas que había consultado ya preveían tormentas y mal tiempo a medida que avanzara la noche, y lamentablemente, parecía que iban acertando.

Una de las cosas que me había planificado era intentar fotografiar M104. Después de unos cuantos intentos fallidos estos últimos años, le tenía ganas, pero parecía que, otra vez, las circunstancias impedirían que le pudiera dedicar todo el tiempo que tenía previsto.

Sin perder un segundo acoplé la cámara Nikon D5100 al telescopio y tuve tiempo de sacar 18 tomas de 25” cada una a ISO 2500. Pero eso fue todo. Cuando quise darme cuenta ya estaba fotografiando nubes.

Y eso fue todo, ya que no creo que pueda volver a cazarla esta temporada en condiciones. Pero a pesar de los inconvenientes, algo ha salido. Bueno, para ser sincero es la mejor foto que he podido hacer de esta galaxia hasta el momento, por lo que me he animado a compartirla. Espero que el año que viene pueda tener mejor suerte y mejorarla.



jueves, 22 de mayo de 2014

Tycho

Uno de mis primeros recuerdos que pueden considerarse relacionados con la astronomía, es salir de pequeño a la terraza con unos prismáticos Jägermeister 8x30 de mi padre colgados en el cuello, que casi abultaban más que yo, y ponerme a mirar la Luna llena, dando rienda suelta a mi imaginación.

A veces imaginaba que era un astronauta en pleno vuelo espacial dirigiéndome hacia nuestro satélite. Otras veces imaginaba la presencia de seres extraterrestres y en cómo sería su vida en un ambiente tan diferente al nuestro y en cómo nos deberían ver a nosotros.

Y había noches en que simplemente disfrutaba de la belleza del contraste de unas zonas lunares más oscuras y otras más brillantes… y en especial me llamaba la atención un punto en la parte “baja” de la Luna del que emanaban una serie de rayos.

Sin saber exactamente de qué se trataba, esta imagen se quedó marcada para siempre en mi memoria.
Con los años llegué a saber que esa zona tan distintiva de la Luna llena se trataba del reflejo de los rayos solares sobre el cráter Tycho y los materiales eyectados fruto del terrible impacto en forma radial que llegan a extenderse hasta unos 2.000 km.


Debido a ello no se tardó en considerar a Tycho como uno de los más jóvenes cráteres lunares, impresión que se vio confirmada finalmente con la vuelta a la Tierra del Apollo XVII con muestras del material que constituyen las eyectas del cráter. Una vez analizadas se determinó que Tycho se formó hace unos 109 millones de años. Sin duda, el cráter más joven de los grandes cráteres lunares de nuestra cara visible.

En esa época la Tierra se encontraba en pleno periodo Cretácico. ¿Nos podemos llegar a imaginar lo que sería ser testigos de ese gigantesco impacto lunar en un mundo donde los dinosaurios eran los reyes del planeta?

Tycho presenta unos 85 km. de diámetro y unos 4.700 metros de profundidad. Su pico central se eleva hasta los 2.400m y es curioso observar que alrededor del cráter se puede apreciar un halo de material más oscuro que lo circunvala.

La noche del 9 de mayo de 2014 tuve ocasión de echarle un vistazo con mi SC de 235mm. La luna se encontraba en su 10,64 de lunación y ofrecía un 75,4% de su superficie iluminada por el Sol.
La temperatura era muy agradable y la turbulencia atmosférica se mantenía bastante estable, así que apunté directamente hacia Tycho y cogiendo lápiz y papel empecé a hacer un boceto de lo que veía:


Los rayos del Sol prácticamente bañan todo el cráter, pero todavía se puede apreciar una tenebrosa oscuridad justo en la pared del cráter más cercana al terminador lunar, así como dos manchas negras en la zona del pico central. En la pared opuesta, con el Sol incidiendo con fuerza en ella, se pueden apreciar unas delicadas terrazas que contribuyen a darle a Tycho un aspecto impresionante.

Lo que sí es cierto es que viéndolo esta noche, no da en absoluto ninguna pista de lo que llegará a convertirse durante la Luna llena: el cráter más brillante que podremos apreciar en ella origen de unos espectaculares rayos de materia eyectada.

Después de estar un rato disfrutando visualmente de Tycho, acoplé mi nueva adquisición al telescopio, una cámara ASI120MM, que junto a una barlow de x2 y gracias a una atmósfera bastante estable, me permitieron sacar una foto que complementase mi observación:


Sobre Tycho podemos encontrar un artículo muy interesante de Luis Lahuerta Zamora, Salvador Lahuerta Zamora, José Patiño Gascó y Feliciano Villares Rubio, del Grupo de Estudio, Observación y Divulgación de la Astronomía. G.E.O.D.A. de Valencia y que fue publicado en la revista AstronomíA en marzo de 2005:

http://www.ctv.es/USERS/lahuerta/tycho.pdf

Información que enriquece nuestra observación del cráter, sin embargo, me gustaría concluir con el siguiente vídeo de la LROC (Lunar Reconnaissance Orbiter Camera) que muestra con detalle la zona del pico central de Tycho:



http://youtu.be/361YcacQZjg (NASA/Goddard Space Flight Center/Arizona State University)

Si de pequeño me hubieran dicho que acabaría viendo esa zona tan brillante y distintiva de la Luna con la definición con la que puede verse en este vídeo, hubiera pensado que se trataba de otro fruto de mi desbordante imaginación infantil.

Nota: Publicación en el ASOD del 24 de mayo de 2014 - http://www.asod.info/?p=12305

domingo, 18 de mayo de 2014

M57, la nebulosa del Anillo en una noche excelente

Cuando veo aparecer Vega por el Este lo tomo como una buena señal, el verano está cerca.

La noche del 9 al 10 de mayo de 2014 empecé a montar el telescopio y la vi asomando muy cerca del horizonte. No pude evitar una sonrisa.

Varias horas más tarde, hacia las 00h 15 T.U. (02h 15m hora local), a punto de finalizar ya la sesión, pensé que era buen momento para echar un rápido vistazo a M57. Y lo que había de ser una breve mirada acabó siendo un buen cuarto de hora.

Las condiciones de observación en cuanto a estabilidad atmosférica eran excelentes, el único inconveniente era la Luna que se encontraba brillando hacia el Oeste en un 75,4% de su superficie, pero a pesar de ella, vi esta planetaria como nunca antes la había visto a través del telescopio.



Con mi SC de 235 y utilizando el ocular de 25mm que me proporciona 94x se ve fabulosa enmarcada en un bonito campo estelar. Pero lo mejor de todo es que le puedo apreciar un color azul metálico. Es la primera vez que le noto algo de color.

Decido forzar un poco los aumentos, hasta 235x, y animado por lo bien que los aguanta, opto por llegar a los 391x que me ofrece mi Baader Genuine Orthoscopico de 6mm. Pocas noches puedo utilizar este ocular con el SC de 235mm, pero en las pocas que se presentan con una atmósfera calmada, no me canso de disfrutar de los altos aumentos.

Pero todo tiene su precio. La luz de la Luna no me permite distinguir estrellas excesivamente débiles, y me tengo que conformar con la simple participación de dos que acompañan tímidamente a una M57 muy bien definida. Forma ovalada, anillo muy marcado, zona central muy delicada y evanescente. Pero no todo acaba aquí, fijándome un poco, utilizando visión lateral, soy capaz de notar en los extremos del óvalo unas pequeñas extensiones de la nebulosa. Su brillo es más tenue que el potente del anillo, y para reparar en ellas hay que estar un poco atento.

Cuando he decidido echar un rápido vistazo a esta planetaria, que tal vez sea uno de los objetos que más he visitado desde que tengo telescopio, no me podía imaginar que esta noche, con Luna, sería la vez que la he visto mejor.

Parece mentira lo que puede llegar a ofrecernos cualquier objeto celeste visto con unas condiciones de observación favorables. Lo que me reafirma que en astronomía, la paciencia es una de las mejores virtudes.

Después de disfrutar de M57 con mi SC de 235mm y el SC de 127mm, mi próximo objetivo será, este verano, intentar cazarla con prismáticos. Un reto exigente.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Fotografiando M64, galaxia del Ojo Negro en Coma Berenices

La noche del 9 al 10 de mayo de 2014 la dediqué casi exclusivamente a observar, dibujar y fotografiar la Luna. Una noche que con su potente brillo, iluminada en el 75,4% de su superficie, era la reina de la noche.

Después de unas horas, cuando ya estaba pensando en recoger y dar por terminada la sesión de observación vi mi Nikon D5100 y pensé en sacar una foto de una de las galaxias primaverales con las que más gusta, M64, la galaxia del “Ojo Negro” que podemos encontrar en Coma Benerices.

La disfruté con el SC de 127mm:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2010/04/m64-la-galaxia-del-ojo-negro-en-coma.html

La disfruté con el SC de 235mm:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2013/05/m64-el-ojo-morado-con-el-sc-de-235mm.html

Y en esta ocasión, sin demasiadas expectativas debido al brillo de la Luna y a las pocas tomas que saqué para apilar, también la he disfrutado por primera vez fotográficamente:


Sin ser una foto de APOD, estoy muy contento con el resultado. Una primera aproximación fotográfica a esta galaxia. Espero poder volver a ella en una noche oscura y sacando más tomas para intentar conseguir resaltar mejor los detalles.

sábado, 10 de mayo de 2014

Nueva observación de M49, espectacular galaxia en Virgo


Ya tuve ocasión de observar y dibujar M49, una de las galaxias más brillantes del Cúmulo de Virgo con mi SC de 127mm (http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2011/07/m49-galaxia-en-virgo.html) y la experiencia fue realmente buena. Tanto que hacía tiempo que tenía planificado volver a observarla, pero esta vez con mi SC de 235mm.

Cuando no el tiempo, cuando no la disponibilidad, cuando no las obligaciones, me impidieron poder apuntar hacia ella hasta el 1 de mayo de 2014, y no me encontraba en las mejores condiciones de observación posibles. El viento y las nubes no dieron tregua en toda la noche, hasta el punto que M49 fue el único objeto que pude dibujar con relativa calma.


Las principales diferencias respecto a la observación de 2011 con el SC de 127mm es que entonces pude apreciar una galaxia de forma redondeada que presentaba una estrella superpuesta a ella que semejaba una supernova. Pues bien, curiosamente, esta noche con el SC de 235mm, forzando un poco más los aumentos, la galaxia aparecía claramente de forma ovalada, pero sin alcanzar la estrella que he comentado antes. Tal vez me faltó la paciencia que tuve hace años, pero tengo que reconocer que las condiciones de observación me condicionaron.

Lo cual demuestra que encontrar una noche de observación ideal resulta verdaderamente complicado. Así que M49 continuará en la lista pendiente de una noche que sea capaz de hacerle justicia.

Con todo, pude apreciar un núcleo realmente brillante y compacto, con unas zonas moteadas que me recordaron esa sensación de granulación que percibí con el SC de 127mm. La abertura en este caso me permite pasar de una sensación a una apreciación, aunque para ser sincero tampoco en esta ocasión soy capaz de concretar su posición a la hora de plasmar las zonas moteadas en el dibujo.

El núcleo se encuentra envuelto por un halo muy extenso, pero que precisa de una buena adaptación visual para poder exprimirlo por completo. En esta ocasión, como he comentado, creo que me he quedado a medio camino, ya que la estrellita que he dibujado debajo de la galaxia debería encontrarse embebida en él, y esta noche la he visto separada de M49.

Al principio la he observado con 146x, lo que me ha proporcionado una visión cómoda y clara, encontrándose la galaxia enmarcada en un campo estelar que sin ser muy rico, sí que resulta sugerente. Pero al final decido dibujarla a 235x, ya que a pesar de encontrarse aislada respecto a estrellas que pudieran acompañarla, puedo de esta manera apreciar mejor los detalles que presenta.

Al final, comparando mis dos observaciones, me quedaban dudas acerca de cómo M49 puede llegar a percibirse realmente, así que he ido a la base de datos de Simbad/Aladin y he mirado la foto de esta galaxia. Y viéndola, me han quedado más ganas de volver a observarla con el SC de 235mm bajo unas condiciones favorables:

http://simbad.u-strasbg.fr/simbad/

Para concluir, un pequeño apunte histórico/reflexión.

Messier descubrió esta galaxia el 19 de febrero de1771, aunque como curiosidad no deberíamos olvidar al sacerdote italiano Barnabus Oriani quien de forma independiente, cuando Messier todavía no había publicado sus observaciones de M49, mientras estaba realizando el seguimiento de un cometa en 1779, descubrió tres “nebulosas estelares” que no eran otras que M49, M60 y M61.

Hay veces que pienso lo emocionante que debió ser en las épocas iniciales de la observación astronómica con telescopios, el hecho de ir explorando los cielos sin saber previamente lo que se encontrarían en ellos. En la actualidad, las cartas celestes que disponemos, los diferentes catálogos y la gran cantidad de información que disfrutamos, ha hecho perder un poco este espíritu “aventurero”. Sin olvidar que a menudo no acertaban a identificar la verdadera naturaleza de lo que observaban. Tanto Messier como Oriani interpretaron que M49 se trataba de una nebulosa.

jueves, 1 de mayo de 2014

Mons Delisle


En una noche como la del 20 de agosto de 2010, con la Luna iluminada en el 87% de su superficie alcanzando casi el onceavo día de lunación, no resulta difícil decidir qué observar. Algunas estrellas dobles, algún planeta que se ponga a nuestro alcance y, por descontado, la misma Luna.

Esta noche mi objetivo final era un pequeño, pero muy peculiar accidente lunar: Mons Delisle. Una elevación que parece insignificante y sin embargo resulta de gran interés a la hora de comprender el proceso geológico que ha conducido al aspecto del paisaje lunar que podemos ver en la actualidad.

Aproximadamente hace unos 3.900 millones de años la Luna sufrió un terrible impacto cuyo fruto inmediato fue la formación de una cuenca de unos 1287 km de diámetro. Para hacernos una idea de su inmensidad comentar que sus 830.000 km2 lo convierten en el segundo mar lunar en tamaño.


Este tipo de colisiones de gran magnitud produce la fracturación de la corteza lunar hasta una profundidad de varias decenas de kilómetros, y por su naturaleza, se enmarcan en la categoría de cuencas multianillo, es decir, cuencas que presentan anillos concéntricos debido a la fuerza del impacto.

El resultado del choque que formó Mare Imbrium fueron tres anillos concéntricos. Del anillo exterior que se acerca a los 1287 km comentados antes podemos distinguir espectaculares cordilleras remanentes del círculo original, como Montes Carpatus al sur, Montes Apenninus en el sudoeste o Montes Alpes en el noreste.

Los anillos internos no resultan tan evidentes, ya que después de crearse la cuenca de impacto, ésta fue posteriormente rellenada por la lava procedente del magma interior de la Luna que se filtró por las grietas resultantes del impacto. De esta manera, sólo podemos distinguir las zonas más elevadas de estos anillos interiores que evitaron ser cubiertas por el mar de basalto.

Del anillo intermedio podemos apreciar formaciones como Montes Recti, Montes Teneriffe o Montes Spitzbergensis.

Y finalmente, debido a la profundidad que alcanzó el anillo interno después del impacto, tan sólo podemos ver pequeñas elevaciones que surgen tímidas sobre la superficie de Mare Imbrium. Mons Delisle es una de ellas.

Esta pequeña formación montañesa está orientada de norte a sur y debido a que se extiende a lo largo de sólo unos 51 km precisa que se fuercen bastante los aumentos para poder disfrutar de una observación cómoda. Por suerte, aunque nuestro telescopio no tenga demasiada abertura, la Luna, en una noche sin excesivas turbulencias atmosféricas nos permite utilizar aumentos cercanos al límite teórico de nuestro instrumento.

Lo primero que llama la atención de Mons Delisle es su forma curiosa. Se ha llegado a conocer como “El bebé”, ya que en cierta manera recuerda la figura de un bebé gateando. Con el ojo puesto en el ocular pude reconocer el parecido, pero al cabo de unos instantes me sorprendí pensando que tal como incidía la luz del Sol en ese momento, permitiendo que se extendieran las sombras recortadas de los diferentes picos de Mons Delisle, a mí más bien me recordaba un saurio con las crestas recorriéndole el lomo.

Este es el dibujo que hice observando con mi SC de 235mm a 313x:


Frente a Mons Delisle encontramos una serie de picos que curiosamente no tienen nombre propio, o por lo menos, yo no he sido capaz de encontrarlo. Lo único que he encontrado es que se les conoce con el sobrenombre de la “Calavera”, pero sinceramente, en este caso no he sido capaz de relacionar el apelativo con lo que estaba viendo. Con todo, las tres sombras que emanan de ellos ofrecen un añadido estético muy destacado.

Y para concluir me fijo en los dos cráteres que acompañan a Mons Delisle. Por un lado, el cráter Delisle. Con un diámetro de 26 km es el cráter más significativo de esta zona, y está situado al final de la “cola” del saurio. Los rayos solares no han alcanzado todavía su fondo y se limitan a iluminar con fuerza una de sus paredes.

De la “cabeza” del saurio, o del bebé, como se prefiera, veo una tímida rima que desemboca a una de las paredes del otro cráter que destacado, Diophantus, de 19 km de diámetro. Tal como lo veo parece un clon en pequeño de Delisle.

Cuando ya doy por concluida mi visita a Mons Delisle me pregunto qué aspecto debería tener el impacto que formó la cuenca de Mare Imbrium antes que la lava le diera el aspecto que tiene hoy en día y poniendo en funcionamiento mi imaginación me estremezco al pensar, primero, la potencia destructiva del impacto, y segundo, la belleza que debía ofrecer esa cuenca con, al menos, tres anillos concéntricos.

Como siempre que observo la Luna, terminé la sesión cansado, pero completamente satisfecho.