lunes, 31 de enero de 2011

HJ3945, la Albireo de Invierno en Canis Major

En medio de tantas maravillas celestes como podemos encontrar en las constelaciones de Orion, Monoceros y Canis Major, es posible que nos pase inadvertida una pequeña y humilde estrella que recibe el nombre de HJ3945. De hecho, me habría pasado por alto a no ser por la sugerencia que me hizo Mariano Gibaja en un comentario de mi anterior entrada sobre NGC2362.

HJ3945 es una estrella doble con un contraste cromático tan espectacular que es conocida también como la Albireo de invierno.

Aunque no dispongamos de sistema Goto en nuestra montura, podemos localizarla fácilmente con el método del salto de estrellas. Para ello podemos utilizar como una primera aproximación la siguiente carta que he preparado:

Partiendo de Sirius, la estrella más brillante... a parte del Sol... que podemos observar en el cielo, llegamos a 15 CMa, que junto a 17 CMa y Pi CMa forman un interesante triángulo estelar. Desde él nos desplazamos más al sur hasta que encontramos la estrella de 3ª magnitud Omicron2. A 2º al Oeste de ella encontraremos la rojiza Omicron1, espectacular con su clase espectral M.

Y habiendo localizado Omicron 1 y Omicron2 trazamos una línea recta hacia el Este, y aproximadamente a unos 3º encontraremos por fin la HJ3945.

Seguro que la reconoceremos en cuanto la veamos. El pasado 29 de enero de 2011 tuve ocasión de echarle un vistazo y realmente, no me defraudó en absoluto. Este es el dibujo que hice observándola con mi SC de 127mm a 69,44x:

A 50x ya se desdobla perfectamente, y se puede disfrutar de dos verdaderas joyas de colores contrastados. Por un lado, la principal brilla con un color amarillo muy marcado, mientras que la secundaria intenta contrarrestar los encantos de su compañera con un azul celeste tremendamente delicado.

Con los 69x me centro un poco más en la doble, y con estos aumentos, además puedo distinguir mejor las débiles estrellas que comparten campo con HJ3945. No hace falta forzarla más, ya que la generosa separación entre las dos componentes lo único que consigue es hacerle perder un poco de encanto con altos aumentos.

Por cierto, para poder apreciar bien los colores es conveniente esperar a observarla cuando esté lo más alto posible del horizonte, que según la latitud donde observemos, no es demasiado. De lo contrario, las turbulencias atmosféricas nos pueden jugar una mala pasada.

En conclusión, una doble espectacular y asequible a todo tipo de telescopios que tiene bien merecido el apelativo de la Albireo de Invierno.

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2 de febrero de 2011: Añado una fotografía que he sacado con la Nikon D70S a foco primario del Nexstar 5i:

domingo, 30 de enero de 2011

NGC2353 - Cúmulo abierto en Monoceros

NGC2353 es un cúmulo abierto situado a 3.500 años luz de distancia que podemos encontrar en la constelación de Monoceros.

Siendo sincero, tengo que reconocer que me ha decepcionado bastante, aunque no descarto que esto sea debido a observarlo bajo unas condiciones de cierta contaminación lumínica. Supongo que desde un cielo más oscuro se le podrá sacar más partido a este grupo de estrellas cuyas componentes más brillantes rondan la 9ª magnitud.

Este es el dibujo que hice el pasado 29 de enero de 2011 a 50x con mi SC de 127mm:

Lo primero que llama la atención es una estrella brillante de magnitud 6ª que parece adueñarse del campo del ocular. Se trata de HIP34999, que no pertenece físicamente a NGC2353. A pesar de ello, su situación le añade un plus de espectacularidad al cúmulo. Aunque su clase espectral sea B2 y debiera verla más azulada que blanca... la percibo de un marcado color blanco.

A su derecha, en el dibujo, me fijo en una delicada pareja de estrellas prácticamente gemelas de tonalidad, esta vez sí, azulada. Se trata de STF 1052, cuyos datos básicos ofrecidos en el WDS son los siguientes:

07146-1018 STF1052 AP: 22º; Sep: 19.8”; Mag. 8.76 / 9.19

Aunque sea la más vistosa, no es la única doble del cúmulo. Según explica James O’Meara en su libro “Hidden Treasures”, más de un tercio de las estrellas que forman NGC 2353 están consideradas como binarias.

El cúmulo en sí es muy extenso y disperso, y está formado por un buen número de débiles estrellas. Todo ello provoca que viéndolo con mis habituales condiciones de observación, no se vea por el ocular como un cúmulo, sino más bien como un conjunto de estrellas como cualquier otro que pueda verse en alguna zona estelar rica en el cielo.

Con todo, al norte de HIP34999 podemos disfrutar de algunas alineaciones estelares interesantes antes de llegar a la estrella HIP 34982, que con un brillo de magnitud 5,9 y un bonito color amarillento (K3), parece marcar el límite de NGC2353.

He pasado un rato agradable con este cúmulo, pero digamos que no sería uno de los objetivos imprescindibles para enseñar a alguien en su primera noche de observación... a no ser que se disfrute de un cielo realmente oscuro.

domingo, 23 de enero de 2011

Hainzel

El 15 de enero de 2011 tuve la oportunidad de observar y dibujar una formación no demasiado conocida, pero realmente espectacular: el cráter Hainzel.

En esta onceava noche de lunación con la Luna iluminada al 81% me centré en observar la zona de Mare Humorum, y a continuación, más al sur, me topé con Hainzel. Digo me topé, porqué no tenía prevista su observación, sin embargo, sólo apuntar a él y añadir aumentos me cautivó por su “complejidad”.

Este es el dibujo que hice observando con el SC de 127mm a 250x:

Hainzel es una formación compuesta por varios cráteres superpuestos en una superficie de 70x20 km. En cierta manera me sugiere una gigantesca pisada humana...

La zona más atractiva es la de Hainzel A, el cráter de la parte inferior en el dibujo. Con 53 km. de diámetro y un pico central perfectamente visible, lo que más me ha gustado ha sido poder ver con gran claridad sus terrazas. Sencillamente espectacular, y nada menos que con un telescopio de tan sólo 127mm de abertura.

En la parte superior derecha del dibujo se intuye Hainzel C. Un cráter más pequeño (16 km. de diámetro) que se encuentra todavía bañado en la oscuridad. Tan sólo aparece iluminado el pico central. Un aliciente particular gracias al momento puntual en que estoy observando la formación.

Y en la parte superior izquierda del dibujo, finalmente, podemos encontrar lo que sería propiamente Hainzel. Formación que se ha visto “bombardeada” por Hainzel A y Hainzel C. Con todo, mantiene un cierto atractivo.

Atractivo también resulta la hilera de cráteres al norte de la formación (en la parte de abajo del dibujo. De derecha a izquierda: Hainzel B, Hainzel G, Hainzel L y Hainzel R. Una fantástica visión de conjunto.

Al final me decidí a echarle una fotografía con la cámara DBK y la barlow x2 acoplada al SC de 127mm:

Y aquí dejo una foto sin la barlow para ayudar a localizar esta formación:

Un bonito punto final para una sesión de observación lunar muy gratificante.

sábado, 22 de enero de 2011

NGC2362 - Cúmulo abierto en Canis Major

Ojeando el libro “The Caldwell Objects” de Stephen James O’Meara en busca de objetos adecuados para observar con mi SC de 127mm llegué al catalogado como Caldwell 64.

C64 no es otro que NGC 2362, un cúmulo abierto que a priori, buscando información sobre él, me dejó la impresión de poder ser un buen objetivo al que apuntar, pero que después de haberlo podido observar en directo, tengo que reconocer que se trata de un cúmulo realmente muy atractivo... siempre y cuando nuestro lugar de observación nos permita observar sin demasiadas dificultades estrellas de magnitudes comprendidas entre la 9ª y la 10ª.

NGC2362 es un cúmulo abierto que fue descubierto por Giovanni Batista Hodierna, que lo incluyó en su libro “De Admirandi Coeli Carateribus”, publicado en 1654. Se encuentra situado a unos 5.100 años luz de distancia, se trata de uno de los cúmulos abiertos más jóvenes que conocemos (Unos 5 millones de años) y lo podemos localizar cerca de la cola de la constelación de Canis Major.

Este es el dibujo que hice el pasado 11 de enero de 2011:

NGC2362 se encuentra en la parte inferior izquierda. Lo dibujé de esta manera para poder incluir un atractivo añadido al conjunto: UW Canis Majoris, una estrella azulada variable eclipsante del tipo Beta Lyrae que brilla con una magnitud que oscila entre la 4,84 y la 5,33. Es la estrella más exterior de la parte superior derecha.

En realidad se trata de dos gigantes azules de clase espectral O7e que se eclipsan cada cuatro días y nueve horas y media, lo que sugiere que se encuentran en una órbita muy cercana. Sólo de imaginar lo que sería observar estos monstruos desde un planeta de su sistema se me ponen los pelos de punta.

De todas maneras, en este caso su encanto no es tanto su variabilidad, como el hecho de formar un bonito triángulo isósceles junto a dos estrellitas de la 8ª magnitud.

Pero sin lugar a dudas, el gran protagonismo pertenece a Tau CMa y su séquito. Esta estrella azulada de clase espectral O9Ib, brilla con magnitud 4,4 y está considerada como doble. En el catálogo del WDS, aparecen los siguientes datos:

07187-2457 FIN 313Aa,Ab AP: 127º; Sep: 0.1”; Mag. 5.33 / 4.89
07187-2457 HJ 3948AB AP: 93º; Sep: 8.6”; Mag. 4.42 / 10.2
07187-2457 HJ 3948AC AP: 87º; Sep: 14.2”; Mag. 4.42 / 11.2
07187-2457 HJ 3948AD AP: 77º; Sep: 84.8”; Mag. 4.42 / 8.22

Aunque para ser sincero, las numerosas estrellitas que forman NGC2362 y que envuelven Tau CMa, no permiten una fácil identificación visual de estas componentes que indica el WDS.

Cuando apunté hacia este cúmulo la primera impresión que me dio es la de estar observando una verdadera joya, bueno, para ser más exactos, un diamante rodeado de pequeñas piedras preciosas. Tau CMa, al ser mucho más brillantes que el resto de los componentes del cúmulo puede dar la sensación de no pertenecer a él, sin embargo, he podido leer que actualmente se piensa que sí que pertenece físicamente a NGC2362. Brilla con un fantástico color que noto más blanco que azulado.

Es un cúmulo no demasiado extenso y las estrellas que lo forman aparecen bastante compactas. De hecho, me da la sensación de estar viendo un cúmulo globular a medio hacer...

Sea como sea, un espectacular cúmulo abierto para observar en noches oscuras y disfrutar durante un buen rato.

martes, 18 de enero de 2011

Navegando por el Mare Humorum

Iba la Luna paseando entre las Pleiades y las Hiades, bañando el cielo con su resplandor, cuando decidí salir a su encuentro con la intención de acompañarla un rato por el camino. Estaba tan ensimismado observando sus encantos que no me di cuenta que la celosa humedad atmosférica no estaba dispuesta a dejar pasar así como así nuestro coqueteo. Poco a poco nos fue rodeando con sus brazos y rompió el encanto...

... no había salido con mi enamorada, sino que había sacado el telescopio para disfrutar un poco de una observación lunar tranquila, sin demasiadas pretensiones, con un buen seeing, sin nubes, pero con una humedad en el ambiente que poco a poco me va calando los huesos.

A lo largo del día, el 15 de enero de 2011, había estado planificando un poco qué podía observar por la noche, y basándome en un itinerario de la onceava noche de lunación propuesto en el libro “Descubrir la Luna” de Jean Lacroux y Christian Legrand (Editorial Larousse), decidí sentarme ante el telescopio e ir observando diversos accidentes del Mare Humorum.

Lo primero que destaca de la zona, sin ninguna clase de duda, es Gassendi, un cráter ya conocido por mí...

http://laorilladelcosmos.blogspot.com/2010/05/gassendi-orillas-de-mare-humorum.html

... Es la alegría de volver a ver un viejo amigo que siempre te ofrece lo mejor de sí mismo, y esta noche no fue una excepción. Sus picos centrales se alzaban majestuosos celebrando la llegada de los primeros rayos de Sol, mientras Gassendi A y Gassendi B se protegían de la luz gracias a sus altas murallas.

A continuación decidí fijarme en lo que el libro cita como “Dorsas concéntricas”, colinas bajas y muy alargadas que se extienden a lo largo de todo el Mare Humorum.

Partiendo de Gassendi, las dos grietas paralelas de Mersenius se ven francamente bien, habiendo pasado recientemente el terminador por encima de ellas.

Siguiendo su camino llego a Rupes Liebig, una falla de unos 80 km sobre la cual, fijándome mucho, logro ver un cratercillo superpuesto.

Al Sur del Mare Humorum puedo disfrutar de un escenario que sugiere tiempos tempestuosos, tiempos en los que la lava del Mare avanzaba de manera inexorable cubriendo sin contemplaciones cráteres más antiguos... Doppelmayer y Lee los puedo ver guardando todavía cierta dignidad frente a la catástrofe. Sin embargo, el pequeño cráter fantasma Puiseaux, con sus 25km de diámetro, tan sólo representa una pequeña muestra de lo que una vez fue. Su contemplación me sugiere una trágica belleza que intenta no desaparecer en un triste olvido.

Al contrario que Vitello, un bonito cráter con una atractiva montañita central que parece haber salido más bien parado de las acometidas de lava del Mare Humorum.

Finalmente, intentando descubrir la trayectoria de Rimae Hippalus, acabo fijándome en un accidente realmente curioso y espectacular: el Promontorio Kelvin. “Tierra” no conquistada por la lava y que resiste con gran magnificencia y dignidad su aislada posición “mar adentro”.

En definitiva, pasé una media hora de tranquila observación que me sirvió para conocer unos cuantos secretos más de la Luna y resarcirme de tantas noches de nubes y mal tiempo.

Al final, ya que no me había siquiera molestado a coger el lápiz para hacer un boceto de la zona, decidí sacar la cámara DBK, acoplarla al telescopio y guardar un bonito recuerdo de la noche.

domingo, 16 de enero de 2011

NGC2392 - Nebulosa del Esquimal en Gemini

Nos encontramos muy lejos de conocer todas las respuestas a las preguntas que nos plantea el Cosmos. Un pequeño ejemplo ilustrativo es la estimación de las distancias de los distintos objetos que observamos. Sin ir más lejos, el pasado 11 de enero de 2011 apunté el telescopio hacia NGC 2392, una nebulosa planetaria en Gemini conocida como la Nebulosa del Esquimal.

Pues bien, José Luis Comellas en su “Guía del Firmamento” la sitúa a unos 1.400 años luz de distancia. En “Celestial Sampler” de Sue French, la distancia es de 3.800 años luz. James O’Meara en “The Caldwell Objects” estima unos 4.000 años luz. La base de datos de mi Celestron Nexstar 5i señala 2.500 años luz. En la Wikipedia, 2.870 años luz...¿A qué se debe estas grandes diferencias?.

Parece ser que no resulta nada sencillo, en según qué casos, determinar la distancia que nos separa de un objeto. Buscando por la red he encontrado la siguiente web donde podemos hacernos una idea de diferentes sistemas utilizados para medir estas distancias y los condicionantes que tienen:

http://www.astronomia.net/cosmologia/ABC.htm

Dejando aparte estas consideraciones, me vuelvo a centrar en lo que es la observación telescópica de esta nebulosa planetaria.

Este es el dibujo que hice observándola con mi SC de 127mm a 125x, el dibujo principal, y a 166x el pequeño anexo de la derecha:

Pocas son las nebulosas planetarias que pueden observarse con un telescopio de 127mm y que se aprecien como algo más que un pequeño redondel grisáceo desenfocado. La nebulosa del Esquimal, también conocida como la Cara de Payaso, es una de las mejores que he podido observar con mi Nexstar 5i.

A 50x ya se puede apreciar enmarcada en un bonito y rico campo estelar junto a la estrella HIP36370, que brilla con magnitud 8,2 y que representa un magnífico punto de referencia a la hora de enfocar de manera lo más precisa posible la nebulosa. Ya a estos aumentos impresiona.

Pongo los 125x y compruebo que esta planetaria aguanta muy bien los aumentos altos. La veo con un núcleo muy brillante envuelto por un halo gaseoso perfectamente diferenciado. Intento apreciar la estrella central, que, en teoría, al brillar con la 10ª magnitud, tendría que ser perfectamente asequible, pero el brillante núcleo me la enmascara de tal manera que no soy capaz de asegurar a ciencia cierta que la veo.

Presenta una forma redondeada, y lo mejor de todo es que puedo apreciarle un color azul marengo... a ratos verde oscuro... a ratos más grisáceo... sea como sea, lo interesante es poder percibir color.

Animado, pongo 208x y me quedo con la boca abierta. Noto la misma forma que con los 125x pero más detallada. El seeing me afecta un poco, así que decido bajar a los 166x y dibujarla también a estos aumentos.

Llegados a este punto pruebo a utilizar el filtro OIII, pero no me aporta demasiado. Por un lado veo la planetaria más definida respecto al fondo, pero paradójicamente, pierde un poco de contraste en la transición del núcleo y el halo que lo envuelve.

Quito el filtro y decido centrarme un poco en los detalles. Por un lado, mirando de reojo, noto diferentes estructuras que envuelven la brillante zona central, y, ahora sí, diría que soy capaz de distinguir la estrella central, aunque por momentos se vuelve a esconder demostrando que no ha perdido por completo su timidez...

Es complicado de dibujar, ya que tengo que forzar mucho la vista para ver los “claro-oscuros” del halo, pero a pesar de las dificultades he podido maravillarme con esta impresionante nebulosa planetaria apta para pequeños telescopios.

Se me hace la boca agua sólo de pensar en como la podría ver con el SC de 235mm, pero esto será ya en otra ocasión.

Para finalizar dejo un detalle de una fotografía que hice a NGC2392 a foco primario del SC de 127mm con la Nikon D70S:

viernes, 14 de enero de 2011

NGC2301 - Otro punto de vista

El pasado 11 de enero de 2011 observé y dibujé el cúmulo abierto NGC2301 de la constelación de Monoceros. Lo tenía incluido en la planificación de la noche, pero no me acordaba que ya había tenido ocasión de visitarlo el 13 de marzo del año pasado…

http://laorilladelcosmos.blogspot.com/2010/03/ngc-2301-cumulo-abierto-en-monoceros.html

… De esta manera, sin quererlo, he podido comprobar en primera persona que, dependiendo de las circunstancias de observación, siempre podemos ver un objeto con otros ojos.

Este es el dibujo que hice el 11 de enero:

Y estas las notas que tomé:

“Campo estelar rico, poblado por un buen número de débiles estrellas, lo que me sugiere que cuanto más oscura sea la noche más espectacularmente podremos ver este cúmulo abierto. Con todo, lo más atractivo de NGC 2301 es la disposición de sus componentes más brillantes (una media docena) que presentan una especie de cascada. En cierta manera me ha recordado una Cascada de Kemble en miniatura.

Da la sensación de partir en dos por la mitad el campo del ocular de 18mm (69x). En la parte central destaca una bonita doble con una principal de color amarillo acompañada por una secundaria azulada. Esta doble, junto con otras cinco estrellitas más débiles que se encuentran a su izquierda en el dibujo, forman un óvalo estelar muy atractivo.

El resto de componentes de NGC 2301 las veo mayoritariamente de color azulado o blancuzco.

Un cúmulo muy bonito que tiene mucho que ofrecer”.

Este es el dibujo que hice el 13 de marzo de 2010:

Dos puntos de vista diferentes de un mismo objeto. Distintas percepciones. Bastantes similitudes… y una importante lección: que hayamos visto un objeto, no quiere decir que no podamos volver a él de vez en cuando para disfrutarlo con otros ojos.

De todas maneras, continúo sin poder verlo desde un lugar realmente oscuro…

jueves, 6 de enero de 2011

Eclipse Parcial de Sol: 4 de enero de 2011

NUNCA DEBE OBSERVARSE DIRECTAMENTE EL SOL A SIMPLE VISTA O CON UNOS PRISMATICOS O TELESCOPIO. PUEDE CAUSAR UN DAÑO PERMANENTE E IRREVERSIBLE A LOS OJOS.

La primera cita astronómica de este 2011 que recién empieza, hacía tiempo que estaba concertada. Para ser un poco más preciso, desde el 3 de octubre de 2005, fecha en la que pude contemplar mi primer eclipse de Sol:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com/2009/06/eclipse-parcial-de-sol-3-de-octubre-de.html

Para el 4 de enero de 2011 estaba previsto un nuevo eclipse parcial visible desde Europa, la mitad norte de África, el Oriente Medio y la mitad occidental de Asia. Una cita solar ineludible.

Según las efemérides dadas para Barcelona, amanecía a las 7h 18m T.U. con el Sol ya mordido por la Luna, llegando al máximo de ocultación (53%) hacia las 7h 58m T.U. A las 9h 18m T.U. finalizaría el espectáculo.

El inconveniente es que este día tenía que ir a trabajar y no podría observar el eclipse con toda la tranquilidad y dedicación que me hubiera gustado. La buena noticia es que tendría tiempo de echarle una fotografía con la Nikon D70S antes de empezar la jornada laboral.

Lo ideal para observar un eclipse solar es utilizar un telescopio específico para la observación del Sol o utilizar filtros solares que se colocan en el objetivo de nuestro telescopio (Nunca utilizar los que se acoplan al ocular, no son fiables en absoluto). Otra opción es la proyección (técnica que utilicé en mi observación de 2005)... Sin embargo, esta vez sólo tendría tiempo para intentar inmortalizar fotográficamente el evento.

El día 2 de enero de 2011 vi cómo el Sol se estaba poniendo en el horizonte y decidí hacer una prueba con mi Nikon, y este fue el resultado:

2011-01-02; 16h 24m T.U. con la Nikon D70S , objetivo de 200mm, ISO 200, 1/8000 sg. de exposición y diafragma f/25.

Para enfocar, nada de mirar por el visor de la reflex. Apunté al horizonte, enfoqué y después moví el objetivo hacia la zona donde estaba el Sol. Todo ello sin poner los ojos en la cámara. La velocidad máxima que me permitía la Nikon y el diafragma con la mínima abertura posible.

Quedé bastante contento, ya que conseguí fotografiar el Sol sin quemarlo. Todo estaba preparado para el gran día.

El 4 de enero de 2011 a las 7,00h T.U. ya estaba afeitado, duchado, vestido y con el maletín en la puerta... pero en vez de salir hacia el trabajo, abro un paréntesis en mi jornada rutinaria y salgo a la terraza armado con la Nikon D70S y mirando con mala cara las nubes que tapaban gran parte del cielo. Pero lo más preocupante es que la zona por la que debería aparecer el Sol también se encontraba invadida por nubes bajas.

Para colmo, el termómetro marcaba 5ºC y al cabo de un cuarto de hora mis manos ya empezaban a estar heladas. Sin embargo, el ánimo iba mejorando: se empezaba a vislumbrar algún que otro claro que ofrecía alguna esperanza...

Llega la hora de la salida del Sol y, lamentablemente lo hace escondido detrás de la nubes. Tengo que esperar hasta las 7h 24m T.U. para conseguir la recompensa a tanto esfuerzo:

7h 24m T.U. con la Nikon D70S , objetivo de 200mm, ISO 200, 1/200 sg. de exposición y diafragma f/29.

Y a partir de aquí, un poco más tranquilo después de haber conseguido una instantánea testimonial del evento, empiezo a jugar al ratón y al gato con el Sol y las nubes hasta que finalmente, a las 7h 43m T.U. consigo otra recompensa. Diferente a la primera, ya que el Sol va alzándose sobre el horizonte y ganando en brillo, cosa que provoca que mi cámara ya no sea capaz de sacarlo sin quemarlo... curioso juego de palabras, pero muy adecuado a la situación.

7h 43m T.U. con la Nikon D70S , objetivo de 200mm, ISO 200, 1/8000 sg. de exposición y diafragma f/32.

Y aquí lo tengo que dejar. El trabajo no entiende demasiado de astronomía... y conduciendo hacia la oficina, con la calefacción a pleno rendimiento para intentar entrar en calor, no puedo evitar sonreir al pensar que dentro de mis limitaciones, he podido disfrutar de este evento astronómico que va ofreciéndose en cuentagotas a lo largo de los años. La próxima cita ya la tengo apuntada para el 20 de marzo de 2015, fecha del próximo eclipse parcial... Aunque la que tengo anotada con letras mayúsculas es la del 12 de agosto de 2026, fecha en la que podré disfrutar de un eclipse total... si Dios quiere.