martes, 29 de diciembre de 2009

31 vistas celestes que todo el mundo debería ver, al menos, una vez en la vida


En 2003 me compré mi primer telescopio, un Schmidt-Cassegrain (SC) Celestron 5i de 127mm de abertura.

Realmente, fue muy emocionante. Desde pequeño que me había sentido atraído por todo lo relacionado con la astronomía, por lo que, después de una temporada descubriendo el cielo con unos prismáticos 10x50, poseer un telescopio representaba alcanzar un sueño que me había acompañado durante muchos años.

Después de observar la Luna, y unos cuantos objetos que aparecían en el menú del mando del telescopio, empecé a investigar qué más podía observar. De esta manera, descubrí el catálogo de Messier, lo que se podría considerar el listado de objetos ideal para acompañar a cualquier principiante durante sus primeros años de observación (Estamos prácticamente en 2010 y todavía no he tenido la oportunidad de verlos todos).

Existen bastantes más listados de objetos, y el astrónomo aficionado dispone de mucha información para tener ocupadas muchas noches... durante mucho, mucho tiempo.

El caso es que con los años me planteé elaborar un listado propio de aquellos objetos que, por una razón u otra, más me han impresionado, y que, tal como indico en el título, son unas vistas celestes que todo el mundo debería ver, al menos, una vez en la vida.

De momento son 31, y todos han sido observados con mi telescopio desde lugares con poca o nula contaminación lumínica.

Cada objeto de la lista tiene una historia personal detrás, historia que guardo con mucho cariño en mis cuadernos de observación... historias de dificultades de observación, de esfuerzos, paciencia, investigación, dibujos, fotografías, pensamientos profundos, reflexiones filosóficas, descubrimientos científicos...

El listado no es definitivo. Estoy convencido que el cielo me tiene preparado muchos más objetos que me provocarán la misma profunda sensación de admiración que me han proporcionado estos 31...

Por todo ello, me gustaría animar a todos los que empiezan a observar que elaboren su propio listado. Se podría considerar como un repaso a los mejores momentos de nuestra vida de astrónomos aficionados.

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